INGREDIENTES
3 kilos de falda de cerdo cortada en tiras para churrasco.
1 litro de cerveza fuerte
Miel de brezo
Ajo, sal, manteca de cerdo, pimienta
ELABORACIÓN
La maceración de la carne de cerdo es más espectacular y deliciosa que la del propio vino con las carnes de caza, de ahí su uso en los países que mantuvieron la tradición cervecera y entre los que España parece que se apunta.
La parte más sabrosa del cerdo para hacer a la parrilla es sin duda la falda, que se puede pedir ya cortada en tiras para churrasco, porque está de moda, y a los carniceros les viene de miedo porque pueden vender algo que hasta hace poco apenas tenía aprecio.
Preparamos una masa con la grasa de cerdo, tres o cuatro dientes de ajo picadito, abundante perejil, y pimienta negra machacada en mortero, con esta pasta untamos la carne y la dejamos en adobo toda la noche metida en una cazuela. Al día siguiente rociamos por encima de la carne una tacita de miel de montaña y luego mojamos con la cerveza procurando que cubra toda la carne. Así debe permanecer en maceración tres o cuatro horas.
Preparadas unas buenas brasas, se ponen las tiras de carne en la parrilla procurando que se asen a fuego bastante vivo para que queden tostaditas por fuera, y jugosas por dentro, de esta forma la miel se carameliza y nadie notará su existencia salvo por un exquisito sabor.
Una vez tostadas las tiras, no resta más que cortarlas por las partes que dejan libres los huesos de las costillas, dejando si se desea en cada porción, un par de estas para que cada cual se entretenga buscando su carne.
No hay nada más rico que unas papas asadas en las propias brasas, servidas tal cual y/o acompañadas con un poco de mantequilla, con un poco de ajo muy finamente picado y abundante perejil.
Y para la playa, si uno no termina pidiendo una pizza, quizás lo mejor será llevarse de casa unas autenticas empanadas caseras.
3 kilos de falda de cerdo cortada en tiras para churrasco.
1 litro de cerveza fuerte
Miel de brezo
Ajo, sal, manteca de cerdo, pimienta
ELABORACIÓN
La maceración de la carne de cerdo es más espectacular y deliciosa que la del propio vino con las carnes de caza, de ahí su uso en los países que mantuvieron la tradición cervecera y entre los que España parece que se apunta.
La parte más sabrosa del cerdo para hacer a la parrilla es sin duda la falda, que se puede pedir ya cortada en tiras para churrasco, porque está de moda, y a los carniceros les viene de miedo porque pueden vender algo que hasta hace poco apenas tenía aprecio.
Preparamos una masa con la grasa de cerdo, tres o cuatro dientes de ajo picadito, abundante perejil, y pimienta negra machacada en mortero, con esta pasta untamos la carne y la dejamos en adobo toda la noche metida en una cazuela. Al día siguiente rociamos por encima de la carne una tacita de miel de montaña y luego mojamos con la cerveza procurando que cubra toda la carne. Así debe permanecer en maceración tres o cuatro horas.
Preparadas unas buenas brasas, se ponen las tiras de carne en la parrilla procurando que se asen a fuego bastante vivo para que queden tostaditas por fuera, y jugosas por dentro, de esta forma la miel se carameliza y nadie notará su existencia salvo por un exquisito sabor.
Una vez tostadas las tiras, no resta más que cortarlas por las partes que dejan libres los huesos de las costillas, dejando si se desea en cada porción, un par de estas para que cada cual se entretenga buscando su carne.
No hay nada más rico que unas papas asadas en las propias brasas, servidas tal cual y/o acompañadas con un poco de mantequilla, con un poco de ajo muy finamente picado y abundante perejil.
Y para la playa, si uno no termina pidiendo una pizza, quizás lo mejor será llevarse de casa unas autenticas empanadas caseras.
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