domingo, 12 de diciembre de 2010

OTRAS TIERRAS, OTROS VINOS

Cuando hablamos de vinos franceses, casi invariablemente pensamos en Burdeos, y si bien es la zona más reconocida mundialmente, en Francia existen otras que no tienen nada que envidiarle. Por eso hoy hablaremos del Midi Francés.
La zona de Midi-Pyrénées puede jactarse de poseer un amplio abanico de viñedos, de los que proceden los mejores vinos, tintos o blancos del Sudoeste. De las orillas del Dordoña hasta el valle del Lot, de la tierra de Gascuña hasta las laderas del Tarn, son unas quince denominaciones de origen controladas y de vinos de país las que vienen a alegrar las mesas de medio mundo.
Los devotos al vino blanco se darán cita en Gaillac. Esta hermosa población del Tarn, ubicada en la ruta de las "bastidas" albigenses (Cordes-sur-ciel, Castelnau-de-Montmiral, Penne, Puycelci, etc.) hizo su especificidad de un blanco seco y afrutado de Denominación de Origen Controlada, en Francés AOC. El suelo, muy diversificado, produce también tintos de cuerpo, tempranos suaves y frescos rosados.
La medieval Cahors, con sus callejas, sus rancias mansiones y sus tesoros arquitectónicos dio su nombre a un viñedo. El Cahors tiene la merecida fama de ser un gran vino de reserva, fuerte y robusto, aunque algunos de ellos también se valoran jóvenes y refrescados. Las rutas del viñedo pasan por el causse (meseta) calcáreo y los bancales del valle del Lot, cerca de los inevitables parajes de la cueva decorada de Pech-Merle o del pueblo medieval de Saint-Cirq-Lapopie.
Entre Rodez y Conques, el valle de Marcillac abre sus pétalos de viñas en un radio de unos 30 kilómetros, un pequeño viñedo homologado en Denominación de Origen Controlada desde 1990.
Por fin, entre Toulouse y Montauban, los vinateros del Frontonnais exploran las riquezas de la "negrette" una variedad específicamente local que crece junto a los Cabernet, los Syrah o los Gamay. Producen tintos frescos predominando los aromas de grosella negra o de ciruela o tintos de añada, estructurados y con cuerpo.
En Gascuña, se suele valorar un vino de cuerpo capaz de envejecer durante más de veinte años: el Madiran, pero tampoco se menosprecia el Pacherenc, un vino blanco suave con complejos aromas de flores y almendras. El Gers es también la patria del aguardiente más antiguo de Francia, el Armagnac, cálido y perfumado.
Pero eso lo dejaremos para otra ocasión.

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