Paseando por los mercados y echando un vistazo a los tomates canarios, sigo pensando que son de los mejores, a veces, aunque otras dejan mucho que desear. Quizá por aquello de que los mejores van a la exportación.
En uno de mis viajes a la Península, he llegado a ver en un puesto de Bilbao los tomates Raf de Almería a 14 euros el kilo.
Pueden preguntarse ¿Cómo es posible que los compren, cuando tomates de un aspecto mil veces mejor se venden por menos de la sexta parte de ese precio?
Bien, igual la mejor respuesta es que usted mismo los pruebe y nos diga si merece la pena pagar 14 euros por 1 kg de tomates de una apariencia más bien "pobre". Posiblemente comprenda el porqué miles de personas pagan ese precio sin rechistar. Y del mismo modo entienda la razón por la que los establecimientos más selectos lo convierten día a día en un producto anhelado y exhibido en sus escaparates junto con las delicatessen más sofisticadas.
Lo más substancial de todo esto es que quizás el tomate raf de la vega almeriense, nos está indicando un camino a seguir para la recuperación de los sabores de siempre, los genuinos, los excepcionales. La garantía de que el mercado compra y paga, abre una atrayente puerta hacia la calidad real de los productos. Las asociaciones, los agricultores deberían ver esta guía del mercado, que no hace nada más que enunciarnos la madurez de un gran porcentaje de nuestros consumidores. Muchos de los denominados buenos restaurantes tienen una parcela en la que cultivan los productos que ofrecen en la mesa a sus clientes. Y allí les cobran 15 veces más del coste en el bancal.
Por otra parte, estaría bien encontrar aparte del tomate raf, sus equivalentes en aquellas zanahorias sabrosas, calabazas, melocotones y albaricoques, melones, cuyo sabor auténtico ha ido volatilizándose paulatinamente y ya apenas lo recordamos.
Nos ha venido a la memoria este tomate porque hace un tiempo, lo estuve comentando con el amigo Suchomel, que se había traído unas semillas y si no hemos vuelto a comentar sobre el tema, seguro que no prosperó.
La tentación del beneficio hace que muchas veces volvamos a matar la gallina de los huevos de oro, y mucho me temo que eso es lo que ha sucedido con muchos de nuestros productos. Pero por si a alguno de los empresarios que más saben de esto lo seduce la idea, ¿Por qué no el Raf Canario?
En uno de mis viajes a la Península, he llegado a ver en un puesto de Bilbao los tomates Raf de Almería a 14 euros el kilo.
Pueden preguntarse ¿Cómo es posible que los compren, cuando tomates de un aspecto mil veces mejor se venden por menos de la sexta parte de ese precio?
Bien, igual la mejor respuesta es que usted mismo los pruebe y nos diga si merece la pena pagar 14 euros por 1 kg de tomates de una apariencia más bien "pobre". Posiblemente comprenda el porqué miles de personas pagan ese precio sin rechistar. Y del mismo modo entienda la razón por la que los establecimientos más selectos lo convierten día a día en un producto anhelado y exhibido en sus escaparates junto con las delicatessen más sofisticadas.
Lo más substancial de todo esto es que quizás el tomate raf de la vega almeriense, nos está indicando un camino a seguir para la recuperación de los sabores de siempre, los genuinos, los excepcionales. La garantía de que el mercado compra y paga, abre una atrayente puerta hacia la calidad real de los productos. Las asociaciones, los agricultores deberían ver esta guía del mercado, que no hace nada más que enunciarnos la madurez de un gran porcentaje de nuestros consumidores. Muchos de los denominados buenos restaurantes tienen una parcela en la que cultivan los productos que ofrecen en la mesa a sus clientes. Y allí les cobran 15 veces más del coste en el bancal.
Por otra parte, estaría bien encontrar aparte del tomate raf, sus equivalentes en aquellas zanahorias sabrosas, calabazas, melocotones y albaricoques, melones, cuyo sabor auténtico ha ido volatilizándose paulatinamente y ya apenas lo recordamos.
La tentación del beneficio hace que muchas veces volvamos a matar la gallina de los huevos de oro, y mucho me temo que eso es lo que ha sucedido con muchos de nuestros productos. Pero por si a alguno de los empresarios que más saben de esto lo seduce la idea, ¿Por qué no el Raf Canario?
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