martes, 17 de agosto de 2010

CENICERO Y BODEGA MARQUÉS DE CÁCERES

Hace tiempo, en un artículo que escribí para El Mundo-La Gaceta de Canarias comencé con un viaje a La Rioja en el que les comentaba que, hablar de Cenicero es hablar del Paraíso del Vino. Les explicaba que sobre el curioso topónimo, coexisten dos teorías. La primera y más extendida está en relación con las cenizas que dejaban los pastores en sus invernadas en la zona, pues era costumbre que los pastores de las sierras bajaran en los inviernos a estas zonas del Valle del Ebro donde formaban sus campamentos. La otra teoría asevera que el nombre de Cinassariam proviene de las muchas cenizas que se producían al hacer carbón vegetal a partir de las encinas y carrascas tan abundantes en el pasado en la zona. Dicho esto, me surge la duda de que muchos se preguntarán  por qué hablo de La Rioja si la bodega que a continuación presento se llama Marqués de Cáceres.

Durante todo mucho tiempo fui contándoles que, Unión Vitivinícola S.A. es como se llama la empresa de la Bodega Marqués de Cáceres, que su lema sigue siendo, SUPERÁNDONOS EN LA EXCELENCIA, que el nombre de Marqués de Cáceres para este gran vino, lo cedió D. Vicente Noguera y Espinosa de Los Monteros, continuando hoy en la sucesión D. Juan Noguera Merle.
La bodega nace en la década de los sesenta, cuando Enrique Forner, asesorado por Emile Peynaud, sabio bordelés, (autor de Enología práctica allá por los años 30 y que es el Santo Grial de los profesionales del vino) escoge en la zona de mayor prestigio de vinos de La Rioja Alta, la mejor ubicación para la bodega.
Desde entonces, Marqués de Cáceres, se ha consolidado como una marca líder en el mundo entre los vinos españoles, gracias a la excelente calidad de sus vinos. Es el premio a una aventura empresarial, de gran proyección internacional, que lleva el nombre y apellidos de su fundador, y de todo un equipo de profesionales.
Ahora ya tienen una idea de la bodega. En mis visitas, normalmente me recibe Luis Ugarte con el que prontamente me encuentro entre depósitos inmensos en espacios no menos extensos y barricas multiplicadas al infinito. Cinco laboratorios como altozanos con una veintena de científicos, sobre la cadena de embotellado, donde una formidable mano mecánica, despliega la delicadeza del robot.
De vuelta a las oficinas casi siempre se nos une Santos, como el tiempo es imparable, llega la hora de comer, y lo hacemos en la propia bodega, con las barricas dormidas de fondo. La comida, auténtica riojana, calidad y buena mano, como todo en esta bodega. ¿Los vinos? ¡Ah! los vinos. Solemos empezar con un Antea blanco, elaborado con Viura y una proporción reducida de Malvasía, fermentado con sus lías en barricas nuevas de roble francés, para abrir boca. La frescura llegó con el Marqués de Cáceres Blanco 2005, 100% Viura, de color pajizo claro, limpio, brillante, nariz intensa con recuerdos a pera y notas minerales.
Nos pasamos al M.C. Rosado 2005, vino obtenido por sangrado y después de una fermentación alcohólica en depósitos de acero inoxidable y a baja temperatura, con un 80% de Tempranillo y un 20% de Garnacha.
Llegaron las carnes y con ellas el Tinto Reserva 1998, color rubí profundo que apenas deja percibir unos ligeros bordes atejados. Su bouquet revela notas de frutas negras y especias dulces que se mezclan con una fina madera, elegancia y finura en este gran vino.
Palabras mayores cuando suena el denso llenado de la copa recibiendo al Marqués de Cáceres tinto Vendimia Seleccionada 2001, Aromas de frutas rojas frescas, sobre delicadas notas de vainilla que suavizan la vivacidad de su fruta. En boca sabroso, fresco, pleno de fruta. Con él llegamos hasta el café, y continuamos…
Ha pasado el tiempo, pero ahí siguen en la brecha, Luis el Director Comercial y Santos el de los euros, asegurando el suministro de la alta calidad de los vinos Marqués de Cáceres, y de sus uvas, mediante la estrecha colaboración con agricultores y pequeños propietarios de un viñedo que se extiende por lo mejor del contorno.
Estoy seguro que en el 2010 continuarán superándose en la excelencia.

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