D.PEDRO SANFIEL CEREBRO DE "EL PETÓN" |
Hacía unos meses que de nuevo estaba con ganas de darme un salto hasta San Andrés, en Santa Cruz de Tenerife, y cuando uno echa de menos el pescado fresco al más puro estilo marinero, tiene que ir al Restaurante El Petón. Aunque uno sigue siendo un poco despistado, localizarlo lo hice a la primera, y después de dar cuatro cinco vueltas de esquina a esquina del pueblo y siempre girando junto a la Torre Castillo de San Andrés, por fin pude aparcar. Pero para los que vayan por primera vez, es prácticamente imposible el no verlo, ya que se encuentra de frente mismo al castillo.
Como siempre, quedé con Pedro Sanfiel y José Miguel Rodríguez, el uno parte activa del restaurante y el otro como buen amigo si fuera necesario, ejerce de anfitrión o lo que fuera menester.
Con anterioridad, ya les hablé de la Torre-Castillo de San Andrés, pero nunca está de más recordar que San Andrés es un pueblo perteneciente al municipio de Santa Cruz de Tenerife y está enclavado en la parte sur del Macizo de Anaga, al noreste de la isla de Tenerife
Tiene una población de, aproximadamente, 4.000 habitantes siendo el núcleo poblacional más extenso y poblado de Anaga, y en él destacan monumentos como el susodicho Castillo o "Torre de San Andrés", la Iglesia y la Torre del Reloj o Escuela Estévez. Cabe destacar, además, la Playa de Las Teresitas, con una longitud aproximada de 1.300 m, de arena dorada y con rompeolas, y es un pueblo pesquero que recibe mucho turismo, tanto local como internacional. Y al hilo de estas explicaciones, me comentaba José Miguel que desde que en su día facilitamos esta información, es más complicado aparcar, porque la mayoría de los clientes pretenden aparcar a la misma puerta, y claro, eso hoy es prácticamente imposible. Mas como todo tiene solución, a unos 50 m se habilitó un parking que casi cubre las necesidades.
Hablando de pesca, se pueden imaginar cual es la especialidad de El Petón, pues eso, los mejores pescados de barquilla, aunque hacen sus incursiones en tierra adentro de donde aportan los platos de cuchara y escuetas pero excelentes carnes.
El “alma mater” y nunca mejor empleado, es Dña. Chona, que junto con sus jovenzuelos, Esther, Carmen, Genoveva, Benita, Álvaro y a veces hasta Pedro, consiguen que en este restaurante uno se sienta como en su propia casa.
Entrando a la derecha, dispone de una pequeña barra, en la que unas gambas rojas de la zona, recién cocidas, acompañadas con un Verdejo fresco como es el Aldealbar, y si me apuran un poco y se es canarión, hasta con un ron Flor de Caña. Manzanilla o fino para los amantes de lo clásico, dan pie para que los jugos gástricos emprendan su función, asegurados por la vista de las cabrillas, viejas, chicharritos, atún y la especialidad de la casa, los gallos.
Conveniente acomodados emprendemos la ardua pero gustosa tarea de pelar los camarones, y a la par, dar buena cuenta de unos chocos en salsa, de los de sopetear. Si a unas viejas, salmonetes o chicharrillos al ajillo preparados en su justo punto y con todo el aroma y sabor, no le dan mayor importancia, figúrense como serán los gallitos, o gallos, cuando aseveran que en eso sí son los mejores. Y doy fe.
Prefiriendo la terraza, por aquello de echarse un pitillo, con sus dos comedores, conforman un local acogedor, con ese encanto que tienen los sitios de pescadores, donde se trabaja y vive para el pescado. Si bien siempre hay algún carnívoro, que es adecuadamente atendido.
Evidentemente no faltan unas papas “arrugás” que sin llegar a ser las negras de a 8€ el kilo, la calidad y la mano en cocina suplen perfectamente a las de lujo. Y para lujo los mojos.
Los postres caseros, contribuyen con el toque de dulzura para los golosos. Y en bodega cumple intachablemente con las expectativas del local.
Concluyendo, un restaurante de pueblo pesquero, sin lujos superfluos y que lo que prima es la calidad de la materia prima y la profesionalidad y el cariño que ponen en hacer bien las cosas.
Para los que no tuvieron la oportunidad de leerlo con anterioridad, les diré que me he informado algo sobre las historia del Castillo de San Andrés, el cual se levanta semiderruido, entre la confluencia de los barrancos de El Cercado, Las Huertas y la orilla del mar. La "Torre" circular o "Castillo" ha formado parte del conjunto de fortificaciones menores encargadas de la defensa de la isla.
Antes de ser torre vencida, existía en la vida de San Andrés, como elemento destacado del barrio desde el siglo XVII. La primera cita sobre la existencia de la Torre data de 1697 cuando el Capitán General Conde de Eril propuso levantar una torre en el valle, y quedó pendiente al no haber dinero suficiente. El conde del Valle de Salazar, se ofreció a mantenerlo a su costa en caso de que se edificara, el ofrecimiento fue aceptado pero debido a otras guerras, no se llevó a cabo su construcción.
Una vez construida, una crecida del barranco arrasó La Torre, que fue reparada por el ingeniero Alfonso Ochando, y bajo su dirección en 1769 se construye el "Castillo”. Esta construcción fue destruida por segunda vez a causa de las aguas de los barrancos, aunque se repara rápidamente. Cuando se produce el ataque de Nelson en 1797, el "Castillo de San Andrés" juega un papel importante. En 1878 un nuevo aluvión arruinó la torre, por lo que se ordenó su desartillado y se le entrega al alcalde del barrio el 12 de Marzo de 1879. Después de ser declarado en ruinas el Castillo, se dispone su tasación para la posterior venta en pública subasta. Donde D. Domingo Pisaca, maestro de obras, le daba una valoración de 1.087 pesetas. En posteriores ocasiones fue derribado por aluviones hasta el último en 1898 que terminó de arruinarla, dejándola en el estado que actualmente se encuentra.
No deja de ser una significativa referencia, por lo menos para saber llegar a El Petón, donde desde su terraza al mismo tiempo que gozan con sus platos, pueden contemplar una parte de la historia de este pueblo.
Bueno, como ya terminé mi gintonic de London, les dejo con una receta.
RESTAURANTE EL PETÓN
c/ Aparejo II
San Andrés- Tenerife
Tlfno. 922591128
Como siempre, quedé con Pedro Sanfiel y José Miguel Rodríguez, el uno parte activa del restaurante y el otro como buen amigo si fuera necesario, ejerce de anfitrión o lo que fuera menester.
Con anterioridad, ya les hablé de la Torre-Castillo de San Andrés, pero nunca está de más recordar que San Andrés es un pueblo perteneciente al municipio de Santa Cruz de Tenerife y está enclavado en la parte sur del Macizo de Anaga, al noreste de la isla de Tenerife
Tiene una población de, aproximadamente, 4.000 habitantes siendo el núcleo poblacional más extenso y poblado de Anaga, y en él destacan monumentos como el susodicho Castillo o "Torre de San Andrés", la Iglesia y la Torre del Reloj o Escuela Estévez. Cabe destacar, además, la Playa de Las Teresitas, con una longitud aproximada de 1.300 m, de arena dorada y con rompeolas, y es un pueblo pesquero que recibe mucho turismo, tanto local como internacional. Y al hilo de estas explicaciones, me comentaba José Miguel que desde que en su día facilitamos esta información, es más complicado aparcar, porque la mayoría de los clientes pretenden aparcar a la misma puerta, y claro, eso hoy es prácticamente imposible. Mas como todo tiene solución, a unos 50 m se habilitó un parking que casi cubre las necesidades.
Hablando de pesca, se pueden imaginar cual es la especialidad de El Petón, pues eso, los mejores pescados de barquilla, aunque hacen sus incursiones en tierra adentro de donde aportan los platos de cuchara y escuetas pero excelentes carnes.
El “alma mater” y nunca mejor empleado, es Dña. Chona, que junto con sus jovenzuelos, Esther, Carmen, Genoveva, Benita, Álvaro y a veces hasta Pedro, consiguen que en este restaurante uno se sienta como en su propia casa.
Entrando a la derecha, dispone de una pequeña barra, en la que unas gambas rojas de la zona, recién cocidas, acompañadas con un Verdejo fresco como es el Aldealbar, y si me apuran un poco y se es canarión, hasta con un ron Flor de Caña. Manzanilla o fino para los amantes de lo clásico, dan pie para que los jugos gástricos emprendan su función, asegurados por la vista de las cabrillas, viejas, chicharritos, atún y la especialidad de la casa, los gallos.
Conveniente acomodados emprendemos la ardua pero gustosa tarea de pelar los camarones, y a la par, dar buena cuenta de unos chocos en salsa, de los de sopetear. Si a unas viejas, salmonetes o chicharrillos al ajillo preparados en su justo punto y con todo el aroma y sabor, no le dan mayor importancia, figúrense como serán los gallitos, o gallos, cuando aseveran que en eso sí son los mejores. Y doy fe.
Prefiriendo la terraza, por aquello de echarse un pitillo, con sus dos comedores, conforman un local acogedor, con ese encanto que tienen los sitios de pescadores, donde se trabaja y vive para el pescado. Si bien siempre hay algún carnívoro, que es adecuadamente atendido.
Evidentemente no faltan unas papas “arrugás” que sin llegar a ser las negras de a 8€ el kilo, la calidad y la mano en cocina suplen perfectamente a las de lujo. Y para lujo los mojos.
Los postres caseros, contribuyen con el toque de dulzura para los golosos. Y en bodega cumple intachablemente con las expectativas del local.
Concluyendo, un restaurante de pueblo pesquero, sin lujos superfluos y que lo que prima es la calidad de la materia prima y la profesionalidad y el cariño que ponen en hacer bien las cosas.
Para los que no tuvieron la oportunidad de leerlo con anterioridad, les diré que me he informado algo sobre las historia del Castillo de San Andrés, el cual se levanta semiderruido, entre la confluencia de los barrancos de El Cercado, Las Huertas y la orilla del mar. La "Torre" circular o "Castillo" ha formado parte del conjunto de fortificaciones menores encargadas de la defensa de la isla.
Antes de ser torre vencida, existía en la vida de San Andrés, como elemento destacado del barrio desde el siglo XVII. La primera cita sobre la existencia de la Torre data de 1697 cuando el Capitán General Conde de Eril propuso levantar una torre en el valle, y quedó pendiente al no haber dinero suficiente. El conde del Valle de Salazar, se ofreció a mantenerlo a su costa en caso de que se edificara, el ofrecimiento fue aceptado pero debido a otras guerras, no se llevó a cabo su construcción.
Una vez construida, una crecida del barranco arrasó La Torre, que fue reparada por el ingeniero Alfonso Ochando, y bajo su dirección en 1769 se construye el "Castillo”. Esta construcción fue destruida por segunda vez a causa de las aguas de los barrancos, aunque se repara rápidamente. Cuando se produce el ataque de Nelson en 1797, el "Castillo de San Andrés" juega un papel importante. En 1878 un nuevo aluvión arruinó la torre, por lo que se ordenó su desartillado y se le entrega al alcalde del barrio el 12 de Marzo de 1879. Después de ser declarado en ruinas el Castillo, se dispone su tasación para la posterior venta en pública subasta. Donde D. Domingo Pisaca, maestro de obras, le daba una valoración de 1.087 pesetas. En posteriores ocasiones fue derribado por aluviones hasta el último en 1898 que terminó de arruinarla, dejándola en el estado que actualmente se encuentra.
No deja de ser una significativa referencia, por lo menos para saber llegar a El Petón, donde desde su terraza al mismo tiempo que gozan con sus platos, pueden contemplar una parte de la historia de este pueblo.
Bueno, como ya terminé mi gintonic de London, les dejo con una receta.
RESTAURANTE EL PETÓN
c/ Aparejo II
San Andrés- Tenerife
Tlfno. 922591128
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