Que no te la den con queso.
Los muchachos deben abstenerse de beber vino, pues es un error añadir fuego al fuego. Decía Platón.
"¿No será bueno, señor escudero, que tenga yo un instinto tan grande y tan natural, en esto de conocer vinos, que, en dándome a oler cualquiera, acierto la patria, el linaje, el sabor, y la dura, y las vueltas que ha de dar, con todas las circunstancias al vino atañederas? Pero no hay de qué maravillarse, si tuve en mi linaje por parte de mi padre los dos más excelentes mojones que en luengos años conoció la Mancha; para prueba de lo cual les sucedió lo que ahora diré: «Diéronles a los dos a probar del vino de una cuba, pidiéndoles su parecer del estado, cualidad, bondad o malicia del vino. El uno lo probó con la punta de la lengua, el otro no hizo más de llegarlo a las narices. El primero dijo que aquel vino sabía a hierro, el segundo dijo que más sabía a cordobán. El dueño dijo que la cuba estaba limpia, y que el tal vino no tenía adobo alguno por donde hubiese tomado sabor de hierro ni de cordobán. Con todo eso, los dos famosos mojones se afirmaron en lo que habían dicho. Anduvo el tiempo, vendióse el vino, y al limpiar de la cuba hallaron en ella una llave pequeña, pendiente de una correa de cordobán.» " Escribía Miguel de Cervantes en El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha.
El vino y el queso, cuantas veces habremos oído aquello de, que no te la den con queso. Pues bien, esto nos revela que antiguamente, cuando uno se acercaba a las bodegas para catar y hacer su reserva de vino, lo normal era que le sirvieran un pedazo de queso y generalmente, fuerte, con el fin de que no se pudieran distinguir los defectos del vino.
De entonces a hoy, ha pasado mucha técnica y mucho marketing y por supuesto, el vino y el queso son pareja de hecho. Su relación es apasionante, a muchos les gustaría poder regocijarse con una igual. No obstante, el romance se reserva solo para ellos.
Para encontrar el correcto maridaje entre el queso y el vino, debemos seguir ciertos patrones generales que nos ubiquen en una adecuada elección y nos aporten una unión feliz.
Los quesos suaves, tiernos y frescos, como el de Burgos, tan populares como aperitivo o a media tarde, se colman de gusto con los vinos blancos jóvenes o los rosados, que hacen gala de un intenso color y aroma penetrante a frutos y flores. El italiano acreditado por el nombre de Parmesano vive una intensa relación con los tintos jóvenes, o maceraciones carbónicas, o con los blancos suaves.
El genuino idilio vive entre el queso Cheddar suave, (que es un tipo de queso duro elaborado principalmente a partir de la leche pasteurizada de vaca. Para su elaboración, la leche es calentada a 30º C e inoculada con un cultivo iniciador láctico llamado ‘starter', a continuación, el cuajo es adicionado y la mezcla resultante es recalentada a 38º C, con el fin de formar una masa compacta conocida comúnmente como la cuajada. Posteriormente dicha cuajada es cortada en trozos, y el suero es eliminado. Estos trozos son sometidos a presión durante toda la noche manteniéndose así durante 4 días en un ambiente fresco. Finalmente, la maduración del queso es controlada en un período de entre 9 y 24 meses), y el vino tinto ligero y afrutado, con el blanco seco y el cava brut.
El queso feta, cuya elaboración es tan antigua como la propia Grecia, Homero ya describe en la Odisea como el gigante Polythimos hacía su queso feta. Suave, repleto de hoyos desiguales y carente de corteza, se elabora con leche de oveja o una combinación de leche de oveja y cabra. Pero para lograr su característico sabor, es necesario que los animales pasten en prados con vegetación autóctona. Siendo muy popular en Grecia a nivel doméstico, casa con el vino tinto ligero y el blanco afrutado.
El diámetro de la Torta del Casar se encuentra entre los 11 y 17 centímetros, con una corteza semidura de color natural entre amarillo y crema en la que pueden aparecer grietas, siendo tradicional presentarla untada en aceite. La pasta del queso, La Torta del Casar tiene un gusto intenso y aroma característico fundente al paladar, muy poco salado y ligeramente amargo debido al uso de cuajo vegetal en la que se pueden presentar ojos, es blanca o amarillenta con un intenso olor y sabor desarrollado y ligeramente amargo, pero es en la textura donde encontramos la cualidad fundamental y diferencial de este queso ya que posee una alta cremosidad, presentando un corte cerrado pero blando y untuoso que hace que en determinados momentos se pueda derramar a través de las grietas de la corteza. Posee el aroma característico a leche de oveja y el gusto intenso y desarrollado, fundente al paladar, muy poco salado y ligeramente amargo característica ésta que se debe al uso del cuajo vegetal, le van las relaciones más fuertes, los tintos con cuerpo saben potenciar sus virtudes.
El queso gruyere, es el queso semiduro, graso, elaborado con leche entera o normalizada, masa cocida, moldeada, prensada, salada y madurada; pasta firme, consistencia elástica, con numerosos ojos lisos, brillantes, bien distribuidos; sabor suave, limpio, agradable, dulce; aroma bien desarrollado; color blanco amarillento uniforme que se complementa perfectamente con el vino blanco semidulce.
El brie, queso blando, graso, madurado. 55% mínimo de grasa sobre base seca. Este queso es una verdadera sensación en la mesa, fácil corte, textura untuosa, sabor delicado y cremoso, con la original corteza nevada de los quesos Briecon, marida bien con el tinto, con el blanco afrutado, igualmente puede mantener una original relación con el cava o la cerveza liviana, al igual que el cambermet, que está hecho con masa cruda, no prensada, cubierto con moho blanco y con su sabor fuerte y típico, como dato, les diré que se utilizan 7 litros de leche para conseguir un kilo de queso.
Los quesos azules, les invito a consumirlos con vinos blancos jóvenes secos y ácidos pero de poderoso cuerpo y buen grado alcohólico, e incluso un espléndido cava Brut Nature fresco, floral, con notas afrutadas y finas burbujas, cuya frescura liga y limpia divinamente la potencia de los azules.
Por lo general, los vinos blancos, maridan mejor con el queso que los tintos. Los rosados armonizan muy bien con quesos de pasta blanda o el queso fresco. Los vinos al gusto de hoy, con una buena crianza, vinos experimentados y fuertes, con quesos aromáticos y ahumados. El cava, los espumosos de alta calidad, combinan mejor con los quesos de corteza enmohecida y de pasta blanda.
Pero no todo es perfecto, también existen discrepancias en esta pareja. Entre los vinos tintos y los quesos azules existe una cierta discordancia cuando se toman conjuntamente, el queso tiene la propiedad de potenciar algunas características de los vinos, como la astringencia, el acético, el salino, haciéndolas desagradables y adulterando su sabor.
Cada vino, como cada queso tiene su media naranja, pero hay que saber hallarla. De ahí, que sea necesario estar al tanto de estos patrones, para que la concordancia entre ellos vaya sobre ruedas.
Julián Hernández, músico y cantante gallego, miembro de Siniestro Total, sentenció en una entrevista, "Si el vino está bien, todo está bien, y si está mal, da lo mismo, con tal de que sea vino..."
No debía estar al tanto de los proverbios españoles, como aquel que dice, “A catarro gallego, tajada de vino”
Concluiré diciéndoles que a borracho fino, primero agua y luego vino. Salud
Los muchachos deben abstenerse de beber vino, pues es un error añadir fuego al fuego. Decía Platón.
"¿No será bueno, señor escudero, que tenga yo un instinto tan grande y tan natural, en esto de conocer vinos, que, en dándome a oler cualquiera, acierto la patria, el linaje, el sabor, y la dura, y las vueltas que ha de dar, con todas las circunstancias al vino atañederas? Pero no hay de qué maravillarse, si tuve en mi linaje por parte de mi padre los dos más excelentes mojones que en luengos años conoció la Mancha; para prueba de lo cual les sucedió lo que ahora diré: «Diéronles a los dos a probar del vino de una cuba, pidiéndoles su parecer del estado, cualidad, bondad o malicia del vino. El uno lo probó con la punta de la lengua, el otro no hizo más de llegarlo a las narices. El primero dijo que aquel vino sabía a hierro, el segundo dijo que más sabía a cordobán. El dueño dijo que la cuba estaba limpia, y que el tal vino no tenía adobo alguno por donde hubiese tomado sabor de hierro ni de cordobán. Con todo eso, los dos famosos mojones se afirmaron en lo que habían dicho. Anduvo el tiempo, vendióse el vino, y al limpiar de la cuba hallaron en ella una llave pequeña, pendiente de una correa de cordobán.» " Escribía Miguel de Cervantes en El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha.
El vino y el queso, cuantas veces habremos oído aquello de, que no te la den con queso. Pues bien, esto nos revela que antiguamente, cuando uno se acercaba a las bodegas para catar y hacer su reserva de vino, lo normal era que le sirvieran un pedazo de queso y generalmente, fuerte, con el fin de que no se pudieran distinguir los defectos del vino.
De entonces a hoy, ha pasado mucha técnica y mucho marketing y por supuesto, el vino y el queso son pareja de hecho. Su relación es apasionante, a muchos les gustaría poder regocijarse con una igual. No obstante, el romance se reserva solo para ellos.
Para encontrar el correcto maridaje entre el queso y el vino, debemos seguir ciertos patrones generales que nos ubiquen en una adecuada elección y nos aporten una unión feliz.
Los quesos suaves, tiernos y frescos, como el de Burgos, tan populares como aperitivo o a media tarde, se colman de gusto con los vinos blancos jóvenes o los rosados, que hacen gala de un intenso color y aroma penetrante a frutos y flores. El italiano acreditado por el nombre de Parmesano vive una intensa relación con los tintos jóvenes, o maceraciones carbónicas, o con los blancos suaves.
El genuino idilio vive entre el queso Cheddar suave, (que es un tipo de queso duro elaborado principalmente a partir de la leche pasteurizada de vaca. Para su elaboración, la leche es calentada a 30º C e inoculada con un cultivo iniciador láctico llamado ‘starter', a continuación, el cuajo es adicionado y la mezcla resultante es recalentada a 38º C, con el fin de formar una masa compacta conocida comúnmente como la cuajada. Posteriormente dicha cuajada es cortada en trozos, y el suero es eliminado. Estos trozos son sometidos a presión durante toda la noche manteniéndose así durante 4 días en un ambiente fresco. Finalmente, la maduración del queso es controlada en un período de entre 9 y 24 meses), y el vino tinto ligero y afrutado, con el blanco seco y el cava brut.
El queso feta, cuya elaboración es tan antigua como la propia Grecia, Homero ya describe en la Odisea como el gigante Polythimos hacía su queso feta. Suave, repleto de hoyos desiguales y carente de corteza, se elabora con leche de oveja o una combinación de leche de oveja y cabra. Pero para lograr su característico sabor, es necesario que los animales pasten en prados con vegetación autóctona. Siendo muy popular en Grecia a nivel doméstico, casa con el vino tinto ligero y el blanco afrutado.
El diámetro de la Torta del Casar se encuentra entre los 11 y 17 centímetros, con una corteza semidura de color natural entre amarillo y crema en la que pueden aparecer grietas, siendo tradicional presentarla untada en aceite. La pasta del queso, La Torta del Casar tiene un gusto intenso y aroma característico fundente al paladar, muy poco salado y ligeramente amargo debido al uso de cuajo vegetal en la que se pueden presentar ojos, es blanca o amarillenta con un intenso olor y sabor desarrollado y ligeramente amargo, pero es en la textura donde encontramos la cualidad fundamental y diferencial de este queso ya que posee una alta cremosidad, presentando un corte cerrado pero blando y untuoso que hace que en determinados momentos se pueda derramar a través de las grietas de la corteza. Posee el aroma característico a leche de oveja y el gusto intenso y desarrollado, fundente al paladar, muy poco salado y ligeramente amargo característica ésta que se debe al uso del cuajo vegetal, le van las relaciones más fuertes, los tintos con cuerpo saben potenciar sus virtudes.
El queso gruyere, es el queso semiduro, graso, elaborado con leche entera o normalizada, masa cocida, moldeada, prensada, salada y madurada; pasta firme, consistencia elástica, con numerosos ojos lisos, brillantes, bien distribuidos; sabor suave, limpio, agradable, dulce; aroma bien desarrollado; color blanco amarillento uniforme que se complementa perfectamente con el vino blanco semidulce.
El brie, queso blando, graso, madurado. 55% mínimo de grasa sobre base seca. Este queso es una verdadera sensación en la mesa, fácil corte, textura untuosa, sabor delicado y cremoso, con la original corteza nevada de los quesos Briecon, marida bien con el tinto, con el blanco afrutado, igualmente puede mantener una original relación con el cava o la cerveza liviana, al igual que el cambermet, que está hecho con masa cruda, no prensada, cubierto con moho blanco y con su sabor fuerte y típico, como dato, les diré que se utilizan 7 litros de leche para conseguir un kilo de queso.
Los quesos azules, les invito a consumirlos con vinos blancos jóvenes secos y ácidos pero de poderoso cuerpo y buen grado alcohólico, e incluso un espléndido cava Brut Nature fresco, floral, con notas afrutadas y finas burbujas, cuya frescura liga y limpia divinamente la potencia de los azules.
Por lo general, los vinos blancos, maridan mejor con el queso que los tintos. Los rosados armonizan muy bien con quesos de pasta blanda o el queso fresco. Los vinos al gusto de hoy, con una buena crianza, vinos experimentados y fuertes, con quesos aromáticos y ahumados. El cava, los espumosos de alta calidad, combinan mejor con los quesos de corteza enmohecida y de pasta blanda.
Pero no todo es perfecto, también existen discrepancias en esta pareja. Entre los vinos tintos y los quesos azules existe una cierta discordancia cuando se toman conjuntamente, el queso tiene la propiedad de potenciar algunas características de los vinos, como la astringencia, el acético, el salino, haciéndolas desagradables y adulterando su sabor.
Cada vino, como cada queso tiene su media naranja, pero hay que saber hallarla. De ahí, que sea necesario estar al tanto de estos patrones, para que la concordancia entre ellos vaya sobre ruedas.
Julián Hernández, músico y cantante gallego, miembro de Siniestro Total, sentenció en una entrevista, "Si el vino está bien, todo está bien, y si está mal, da lo mismo, con tal de que sea vino..."
No debía estar al tanto de los proverbios españoles, como aquel que dice, “A catarro gallego, tajada de vino”
Concluiré diciéndoles que a borracho fino, primero agua y luego vino. Salud
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